Ambientazo en la pista, casi no sé podía oír el nombre de los tenistas, el futuro del tenis español se hizo presente en Nueva York y a ellos no les ha temblado la raqueta ni las piernas. Era la quinta final de Grand Slam desde 2004 en la que no había ninguno de los tres primeros clasificados en la ATP, se vieron grandes puntos, subidas a la red, globos, carreras de lado a lado, Alcaraz no perdió la sonrisa ni cuando perdía un punto, estaba extenuado pero con hambre de triunfo.