La lluvia detuvo la final de Roland Garros entre Nadal y Djokovic 6-4,6-3,2-6 y 1-2, alrededor de las 19 horas del domingo. Mientras la arcilla se mantuvo seca, el español dio una auténtica lección de tenis, arrollando al número uno y evidenciando que nadie en la historia de este deporte ha sido tan superior. Jugó con agresividad, golpeaba muy fuerte la bola, sobre todo con su derecha, mientras que Djokovic parecía nervioso, tal vez notando la presión de jugar su primera final de Roland Garros.