Ubicados en lugares de gran belleza, a menudo en forma de balcón sobre el mar, para contemplar mejor las vistas, los jardines de la Costa Brava, en Blanes, Lloret de Mar y Calella de Palafrugell, reúnen especies vegetales típicamente mediterráneas con plantas exóticas procedentes de los trópicos. Además, constituyen espacios llenos de vida y armonía capaces de transportar, evadir y aislar de la realidad cotidiana a las personas que se adentran en ellos.