‘Invictus’ lo nuevo de Paco Rabanne
Los deportistas son los héroes de la actualidad. Más allá de sus proezas deportivas, son objeto de deseo y de fantasías. Tal esto haya sido el motivo para que Paco Rabanne cree el perfume de la victoria “Invictus”.
Desde la creación de Calandre en 1969 –un floral aldehídico casi sobrenatural y Paco Rabanne Pour Homme en 1973 –un helecho aromático, los perfumes Paco Rabanne marcarán su época con la misma audacia. Grandes éxitos, que se convirtieron en clásicos de la perfumería francesa y que, cada uno en su papel, encarnan universos fuertes y a la vez precisos. En 2005 y 2008, Black XS y 1 Million revolucionan respectivamente el paisaje. Reinterpretación de objetos de culto –el “encendedor” y el “lingote”– y firmas olfativas marcadas, materializan igualmente dos fantasías universales: la vida de estrella del rock y el éxito… al alcance de los dedos.
Con Invictus, Paco Rabanne va al encuentro de una nueva fantasía, la de la victoria, de un nuevo héroe, el campeón, y de un nuevo territorio olfativo, el frescor sensual masculino.
Invictus, un nombre que reivindica su latinidad y una masculinidad poderosa. El invicto, el invencible, es el héroe a quien nada ni nadie puede resistirse. En el ideal antiguo, el atleta –actualmente el deportista– tiene los rasgos de lo divino.
Alabados y adulados, los dioses de los estadios son ante todo hombres.
El héroe Invictus ya ha realizado su proeza deportiva. Ya ha ganado, es el mejor, no cabe duda, pero el sabor del triunfo es demasiado desabrido, demasiado conocido. Ya se ha proyectado más allá en la explosión de sensaciones: las de una gloria que lo sumerge, un clamor que lo transporta y lo desviste a la vez, un cuerpo que exulta, un éxito que aflora sobre la piel y, en las múltiples promesas de otras victorias, aún más sensuales. Es el ideal masculino por excelencia, resplandeciente en su identidad de varón. Su virilidad es salvaje, casi animal. Un modelo para los hombres, un objeto de deseo para las mujeres. Además de su físico perfecto, es el triunfo lo que lo hace deseable. Esta victoria no sólo da alas, también es afrodisíaca. Pero a diferencia de otros hijos del Olimpo que descendieron sobre la Tierra, también tiene un gran sentido del humor. Su sonrisa es su arma absoluta.
A Paco Rabanne Parfums le gusta contar historias. Invictus surgió del deseo de hablar del deporte de una forma innovadora, sublimando la fantasía social que representa. Ir más allá de una narración olfativa en primer grado. Superar la excusa habitual de la frescura para sentar las bases de un verdadero relato de perfumista.
Más de dos años y medio de investigaciones y un trabajo de equipo se requirieron para crear un acorde orgásmico totalmente inédito.
La escritura de este frescor sensual contrasta con los enfoques tradicionales de este territorio masculino, Invictus es una fragancia sumamente texturada, con cuerpo, con un relieve y un fondo muy presentes.
Para construir esta fragancia y alcanzar esta nota de frescor sensual, se dejó de lado la pirámide usual y se adoptó una entidad bicéfala. Una oposición de universos, de fuerzas, de sensaciones y de valores. Invictus es un amaderado fresco donde lo picante responde a lo vigoroso.
"Un fuerte deseo de piel salada –pero no yodada– que desearíamos saborear y lamer. Un fuerte contraste entre dos familias que se responden, se conjugan y se entrelazan” Un éxtasis, un preludio fresco, vibrante, vivificante que se obtiene gracias a un acorde marino, cáscara de pomelo y hoja de laurel. Por su parte, la adicción es creada por la identidad ultraviril y el magnetismo animal de un acorde amaderado/ámbar. La madera de Guayaco, el ámbar gris y el pachulí trazan una estela distinguida.
Para diseñar el frasco, Paco Rabanne se asoció con Cédric Ragot, diseñador ecléctico e iconoclasta, para quien la copa se impuso de una forma natural. Todas las opciones estéticas y técnicas desembocaron en un trofeo, en su más pura esencia. Se prefirió el símbolo a la anécdota. Una nueva reinterpretación, un objeto de colección, un trofeo que no sólo es atractivo sino también práctico gracias a su ergonomía y diseñado desde la tradición de excelencia de la perfumería francesa.
El logotipo y la tipografía son evocaciones de los códigos intemporales de la Antigüedad retrabajados en una estética contemporánea. Esta doble pertenencia y este stretching temporal completan una firma fuerte y viril. Las alas –de la victoria– dan una potencia y un aura al nombre, que parece grabado y aclamado por la multitud.
La estructura en laureles, otra recompensa de los héroes y de los vencedores, son el toque final y el sello distintivo de la identidad gráfica. Metálicos y mates al mismo tiempo, los tonos de gris utilizados evocan las estatuas antiguas y las medallas de las victorias deportivas.
Paco Rabanne eligió al australiano Nick Youngquest como embajador de Invictus. Este atleta de treinta años sedujo por su fotogenia pero también por la adecuación de su personalidad a los valores del perfume. Nick Youngquest opone une virilidad sin rodeos a las bellezas asépticas y a los “famosos” demasiado monolíticos. Una musculatura impresionante que contrasta con los patrones metrosexuales, una mirada acerada, una sonrisa que es toda promesa, una franqueza devastadora, y con una personalidad desenfadada, muy de su época.
Montse Carreño, 25-Noviembre-2013
- Inicie sesión para enviar comentarios