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“Adorables criaturas” de Dolores Payàs

“Adorables criaturas” de Dolores Payàs

A finales del siglo XIX, el dueño de una colonia industrial regresa de Inglaterra con una flamante y jovencísima esposa colgada del brazo. Es bella, culta y excéntrica. Su llegada, escoltada por su antigua institutriz y su hermana, una curtida sufragista de la que se rumorea practica el amor libre, sacudirá la anquilosada sociedad provinciana.
Personajes soberbios, profundos y ricos en matices. Una historia intensamente conmovedora, satírica e hilarante; un pulso narrativo que nos deja sin aliento conforme se aproxima a su extraordinario desenlace.

El argumento: En la mansión de los Ubach acaba de nacer un varón sano y fuerte, un estupendo primogénito, tras un parto largo y trabajoso. Sus padres, León e Inés, pertenecen a esa nueva burguesía, próspera e ilustrada, que crece a la sombra de las industrias textiles en una pequeña ciudad española de provincias, no lejos de la capital.  

En la casa todo es agitación. La madre, Inés, muy débil, no se siente con fuerzas para alimentar al bebé. El médico de familia, Samuel, supervisa todo el proceso. Su presencia será omnipresente en la casa. El servicio se moviliza y todo se prepara para recibir a la nodriza que garantizará la buena alimentación del pequeño. El uso de nodrizas era algo habitual en el siglo XIX. La llegada de este personaje a la casa se vive como una amenaza rodeada de misterio. Su presencia no inspira confianza a nadie, desde el comienzo resulta un elemento perturbador. La joven no habla, se muestra indiferente ante la humillación de su baño y su reconocimiento médico. Su actitud con el niño tampoco parece muy voluntariosa. En algunas ocasiones muestra comportamientos agresivos. A pesar de todo, se quedará en la casa, nadie se atreverá a hacerle frente.

León había heredado la industria cuatro años atrás, cuando murió su padre. Antes de tomar las riendas del negocio familiar, a sus cuarenta y siete años, viajó a Manchester y a Londres, donde se inspiró en las teorías de William Morris, para aplicarlas a la construcción de la colonia a su regreso. En ese primer viaje a Londres conoció a Inés y a su hermana Tessa. La madre de las jóvenes había muerto de fiebres puerperales al nacer Inés. Tessa tenía entonces tres años y una Miss Lucy de treinta años, se ocupó de ellas. A la muerte de la madre quedaron arruinados. El padre, agregado de la embajada española en Londres, ateo, calavera, endeudado y tahúr, trajo la ruina a la casa de Belgravia. Por la casa, a donde acude también León, pululaban todo tipo de personajes, artistas y políticos mezclados con teósofos, ilusionistas y profetas. Representaciones dramáticas conviven con lecturas de poemas, sesiones de mesmerismo, timbas de dados y mítines políticos. El padre se descerraja un tiro, dejando a sus hijas desamparadas con una gran cantidad de deudas. León de Ubach se erige en su protector, salda las deudas de la familia y se casa con Inés. “En su cabeza, la joven Inés quedaría para siempre asociada a la idea de modernidad, iluminación, progreso.” De “alguna manera, la adquisición de aquella exquisita criatura se convirtió en una de las claves de su delirio ilustrado”.

La llegada a la colonia de la nueva señora de Ubach movilizará “las estructuras artríticas de la provinciana ciudad”. Miss Lucy va con ella como gobernanta. Tessa se traslada a la capital vecina, se ha convertido en una activa militante feminista, sufragista, que se gana la vida como traductora y prefiere seguir su camino independiente, antes que depender de su hermana y de su cuñado.  También imparte clases a las jóvenes obreras en el barrio industrial que llaman “pequeño Manchester”.  

Inés cae enferma, víctima de un desequilibrio hipocondríaco causado por “la indolencia, la falta de sentido y dirección de su existencia”. Una enferma apócrifa que va a encontrarse con el médico idóneo, un misógino y caradura sin escrúpulos, que fomenta sus dolencias ilusorias y le diagnostica histeria y ninfomanía y la encierra en su habitación casi sin alimento, aplicándole tratamientos morbosos que casi la llevan al límite de la muerte. Mientras tanto León está de viaje. La llegada de Tessa  conseguirá romper ese círculo vicioso, pero en cuanto Tessa vuelve a irse, la tragedia sigue su camino y la muerte se cobrará sus prendas. En la casa la atmósfera se va haciendo irrespirable hasta desembocar en tragedia (“la atmósfera de matadero municipal era insoportable”).

Esta historia es la metáfora de toda una generación. Nuevos aires de modernidad que acabarán en tragedia y desencanto. La euforia de la modernidad degenera en el profundo sumidero de la España negra. Lo que era esplendor y prosperidad, derroche y lujo, se irá transformando en ruina y decadencia. Esa transformación queda muy bien reflejada en el texto que consigue transmitir tanto la exuberancia del lujo como la sensación de la descomposición y la decrepitud. Tras la pérdida de Cuba, la colonia entró en un rápido eclipse. “Hoy es un despojo, la ruina de un sueño ilustrado”.

Consumada la tragedia, las hermanas regresarán a Londres, donde Inés impartirá clases de música. Ya viuda tendrá una relación estable, pero sin contraer matrimonio, de la que nacerán dos hijas. Con ellas se llevarán a Julia para pagarle sus estudios. Julia siempre consideró a Tessa como su madre. Tessa continuó siendo una activa sufragista. Pudo votar por primera vez en 1918.

¿Por qué la autora la título “Adorables criaturas”?
Contiene toda una declaración de intenciones. “Adorables criaturas”, una expresión fosilizada que se usa habitualmente con segundas intenciones para calificar a las mujeres. Esas dos escuetas palabras, utilizadas de forma irónica, resumen perfectamente la intencionalidad de la novela. Casi podemos imaginar el tono con aires de superioridad paternalista con que suelen ser pronunciadas. Dos palabras que en apariencia podrían parecer cariñosas e incluso elogiosas, pero que, en general, al ser pronunciadas para referirse a las mujeres, no solo se vacían de contenido, sino que vienen a significar exactamente lo contrario, hasta resultar insultantes: “adorables” porque son dignas de adoración, angelicales, mujeres trastocadas en musas o diosas, no consideradas en términos de igualdad; “criaturas”, que carecen de razón, que ni siquiera alcanzan un estatus para ser contempladas como personas, que no tienen entendimiento ni conocimiento, que están más cerca de lo animal o de la infancia. Es curioso observar cómo esa misma expresión cambia completamente de significado cuando se refiere a niños: “adorables” aparece entonces cargado de ternura y “criaturas” pone de relieve su condición de inmadurez como personas, pero es una inmadurez provisional (se supone que crecerán y alcanzarán el estatus de adultos no dependientes). Ese doble filo del lenguaje sigue hoy, más de un siglo después, en plena vigencia.

Es una novela que se lee con fluidez y que nos atrapa desde el principio con su dosificada intriga y la fuerza de sus personajes. Un narrador omnisciente nos relata los hechos en tercera persona, intercalando diálogos que nos sitúan en el centro mismo de la escena, haciéndonos testigos privilegiados de algunos de los momentos más decisivos. La nodriza es el único personaje que no tiene voz, pero a través de su mente viajamos en flashback a sus recuerdos. Su pensamiento nos transporta a otros espacios de su huida y su miseria, creando algo así como una pequeña novela dentro de la novela con su extraña biografía marginal y caótica.

Dividida en cinco actos, y cada uno de ellos, a su vez, segmentados en pequeñas escenas que facilitan la lectura y le dan dinamismo al contenido. El orden de la narración es casi siempre lineal y cronológico, exceptuando los flashback de la nodriza o algunos saltos en el tiempo que sirven para ponernos en antecedentes (por ejemplo retrocede para contarnos cómo se conocieron Inés y León en Londres). Extraordinario manejo del lenguaje capaz de adaptarse al tono de cada momento, que oscila entre la descripción barroca, la crítica en tono jocoso, la parodia cómica, el drama… Destaca, además, la gran plasticidad de las descripciones.

Breve historia de la autora: Dolores Payás nació en la provincia de Barcelona, pero pronto ensanchó horizontes. Durante varios años vivió en México DF. Trabajó como guionista para la televisión y fue pianista acompañante en escuelas de danza clásica y academias de canto para aficionados (en una de ellas hizo una memorable gira con un grupo de mariachis).

Actualmente vive una existencia medio nómada. Reparte su tiempo entre Beijing y Barcelona, con temporadas en Suiza, Inglaterra y Grecia. Payás es autodidacta y sus campos de interés son amplios. Es una apasionada de las lenguas, la literatura y la música. Adora las casas de campo, si son viejas, tanto mejor. En el jardín y la cocina olvida el reloj.

Ha escrito para cine y ha dirigido dos largometrajes. Es traductora, y ocasionalmente publica artículos culturales. Tiene dos hijas y una nieta.

Montse Carreño, 19-Marzo-2013

  • 19MARZO2013 Presentación del libro “Adorables criaturas”, con dos madrinas de lujo, Mercedes Milà y Anna Alós. Foto: Montse Carreño.
  • 19MARZO2013 Presentación del libro “Adorables criaturas”, con dos madrinas de lujo, Mercedes Milà y Anna Alós. Foto: Montse Carreño.
  • 19MARZO2013 Presentación del libro “Adorables criaturas”, con dos madrinas de lujo, Mercedes Milà y Anna Alós. Foto: Montse Carreño.
  • 19MARZO2013 Presentación del libro “Adorables criaturas”, con dos madrinas de lujo, Mercedes Milà y Anna Alós. Foto: Montse Carreño.
  • 19MARZO2013 Presentación del libro “Adorables criaturas”, con dos madrinas de lujo, Mercedes Milà y Anna Alós. Foto: Montse Carreño.