Alejandro Sanz cercano

El cantante y compositor Alejandro Sanz regresó a los escenarios españoles con la gira “La música no se toca”, nombre que también da título a su último y exitoso álbum publicado el pasado septiembre. El tour arrancó en el Palau Sant Jordi de Barcelona, donde ofreció dos días seguidos un espectacular show con las entradas agotadas para el primer día y casi para el segundo, con un aforo de 14.000 personas.

Con el pistoletazo de salida, ahora le esperan 20 conciertos por toda la geografía española y que se prolongará hasta el 11 de agosto, el último tendrá lugar en la Starlite de Marbella junto al actor malagueño Antonio Banderas.

Una potente banda de diez miembros, españoles y estadounidenses, dirigida por el guitarrista neoyorquino Mike Ciro, le acompañan en escena en un espectacular concierto de dos horas de duración y más de 20 canciones.

Se le vio contento por regresar al escenario de Montjuïc, al acabar la tercera canción “Se vende” dijo las primeras palabras: “Bona nit, Barcelona. Por fin en casa”.

El cantante madrileño siguió un esquema de canciones muy definido, una sombra de Alejandro con su guitarra se proyectó en las telas que con forma de vela estaban situadas en la boca del escenario, arrancó con “Llamando a la mujer acción”, una pieza enérgica y aquí empezó el delirio de las fans. Y se extendió hasta los dieciséis cortes, incluidos dos meddleys, uno conteniendo sin solución de continuidad “Nuestro amor será leyenda”, “El alma al aire” y “Labana”, y otro agrupando “Enséñame tus manos”, “para que me quieras”, “Hay un universo de pequeñas cosas” Y “Me iré”. También repasaron buena parte de su último disco y algunos de sus mejores éxitos para finalizar con “Mi marciana”, “Amiga mía” y “¿Sí fuera ella?”, canciones que fueron cantadas por todos los que se encontraban disfrutando del máximo espectáculo que se vio durante las dos horas de duración, un montaje apabullante, una pantalla de vídeo combinada con una parrilla de estalactitas vidriosas y retráctiles que pendían del techo y producían alucinógenos efectos tridimensionales.

Fue la primera ocasión en que el cantante se mostraba en gran formato, a finales de año se presentó en el Palau de la Música de Barcelona, pero más íntimo. Cantó junto a su amigo Antonio Orozco “No me compares”, delirio en el Sant Jordi y locura con “Corazón partío”.

Con una senyera en el cuello, cantó “No es lo mismo” rumbo a una cuesta final apuntalada en “Looking for Paradise” que condujo hasta una mezcla de “Amiga mía” y “¿si fuera ella?”, temas que causaron furor, para poner el cierre, hasta el día siguiente.

Montse Carreño, 29-Mayo-2013