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Amaya abre para su 75 aniversario

Amaya abre para su 75 aniversario

Amaya es un restaurante de cocina vasca y está considerado como uno de los más antiguos de Barcelona, este año celebra sus bodas de platino recuperando el bar y ofreciendo su cocina en formato platillo.

Ha permanecido cerrado cinco semanas durante el mes de febrero, en sus 75 años de existencia ha sido la primera vez que se cerraba aunque fuera para realizar reformas, entre ellas han modernizado las instalaciones y han vuelto a reabrir su bar, pero lo que tienen claro que deben actualizarse pero la esencia de restaurante familiar nunca la perderán.

Laia y Mireia Torralba, hijas y nietas de los propietarios del local son ahora las que regentan el restaurante, son conscientes que deben seguir la estela familiar declaran “Nos hemos hecho un regalo”, además Laia dijo “Como si le hiciéramos un reconocimiento al abuelo”, se refiere a la nueva propuesta que se presenta con sendas barras a la entrada con carta propia, donde degustar la cocina histórica de Amaya en formato más pequeño.

Desde tapas con gildas y el mejor jamón y embutido Joselito, hasta platillos más elaborados y clásicos como las croquetas, los calamares o el bacalao a la llauna con judías del Ganxet, o la casa, en este caso, como la tortilla de lomos de bacalao, las cocochas de merluza o la posibilidad de degustar una pequeña ración de 25gr. de angulas. La cocina histórica de Amaya también se presenta en pequeño con tapas como la caja de frituras, la minihamburguesa, el canelón trufado o los huevos estrellados, o mediante exquisiteces como el zurito de gazpacho o el tartar de filete de ternera. Más de 50 especialidades en formato reducido para disfrutar de Amaya en platillo.

Se ha querido lavar la cara a un lugar emblemático de las Ramblas, han pintado todo el local y han restaurado muebles y complementos, todo ello balo las órdenes del arquitecto italiano Euro Bellesi, marido de Mireia Torralba, nieta de uno de los fundadores, además han dotado con la última tecnología una de las salas del restaurante. La mítica chimenea de La Sala del Hogar se ha recuperado logrando que se convierta en una estancia privatizable con acceso independiente, ideal para reuniones.

Al entrar, hay una gran lámpara de araña de luces led, un tipo de lámpara que se repite en diversos tamaños por todo el restaurante, también se ha instalado una báscula y senos mármoles con agujeros, tienen un significado en la historia del local. La báscula era utilizada por los trabajadores del restaurante en sus inicios para pesar el género, y los mármoles también fueron emprados, en este caso por prostitutas preolímpicas para esperar bajo los meublés que poblaban la parte baja de las Ramblas. Con los tacones de sus zapatos golpeaban el suelo y, poco a poco, fueron perforando esos mármoles.

Esta luz principal emana directamente de El Altell, la sala superior del Amaya. Otros cambios han sido los sofás, la gran mesa central y las dos pequeñas y redondas de los laterales finales, ideales para parejas con ganas de privacidad y vistas.

Además de la apertura del bar, Amaya trae más novedades en su aniversario y ha apostado por la fórmula menú de mediodía a precio módico. Así, el gourmet puede comer en Amaya a la hora que quiera (la cocina tiene horario ininterrumpido) y en el formato escogido: una cena informal a base de tapas, una comida en mesa con platos de siempre o un menú divertido con sello Amaya.

“La historia de Amaya es la crónica de un restaurante familiar que ha mantenido las esencias de la cocina clásica. Es un restaurante vasco, pero 75 años en las Ramblas le han hecho ser también ramblero, mediterráneo y catalán”. Ignacio Torralba entró a trabajar en Amaya en 1980 de la mano de su padre, Antonio Torralba, “el capi de la barra”, y ha visto crecer y desarrollarse un negocio familiar con sello Barcelona.

Un negocio que diversifica la oferta sin desatender la base de su cocina, una esencia vasca que sigue vigente y demandable en abundosos platos entre los que destacan los mejillones en su tinta, la merluza en salsa verde, el bacalao al pilpil o las angulas, ahora transformadas y presentes éstas en ración pequeña. También están otros platos históricos de la casa como el rabo de buey estofado, las cocochas de bacalao y merluza o los canelones de la abuela Tomasa, nombres y propuestas que definen el porqué de una fidelidad, el porqué de su permanencia. La bodega, con más de 150 referencias tanto catalanas y españolas como internacionales, acompaña la experiencia.

Ahora toca celebrar estos 75 años de existencia con éxito pero pensando que llegará el centenario y entonces la fiesta será sonada.

Montse Carreño, 31-Mayo-2016