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Chök, the chocolate kitchen

Chök, the chocolate kitchen

Chök The Chocolate Kitchen abrió sus puertas en noviembre de 2013 en Barcelona como un espacio dedicado a la difusión del chocolate en el mundo de la gastronomía. En sus inicios, el primer proyecto estaba concebido para ser una cocina casera donde el chocolate fuera el ingrediente principal, pero la suerte permitió que Chök encontrara un establecimiento en el número 3 de la calle del Carmen de Barcelona, que a finales del siglo XIX había sido una fábrica de chocolate. Chök recogió en agosto de 2013 el testigo y el compromiso de continuar con una actividad que es patrimonio de la ciudad de Barcelona.

Hay que tener en cuenta que el chocolate y el modernismo han ido siempre de la mano y Chök The Chocolate Kitchen es un reflejo de ello, ya que en su interior todavía se pueden apreciar restos de lo que fue el tostador de cafés Garriga. La fábrica data de 1850. Aún hoy se puede disfrutar, por ejemplo, de la vista de un magnífico techo de madera modernista, del mueble donde se almacenaba azúcar, café y chocolate y de las vidrieras florales de la entrada.

El chocolate, el azúcar y el café eran productos procedentes de las colonias que se transformaban en bombones, tabletas o golosinas que se vendían en establecimientos como el actual Chök. Aunque el fundador del establecimiento fue Jaume Garriga, la fabricación del chocolate se debía a un tal Bernabé que había trabajado en la famosa casa Juncosa, fabricante de chocolates. En esta fábrica también se reunían intelectuales de la época, entre los que destacaban el poeta Ventura Gassol y la escritora Lola Anglada. En la fábrica predominaban los botes de galletas con marcado estilo británico, botes de té o cajas de bombones propias del estilo francés de finales del siglo XIX.

Hoy, en Chök no solo se venden bombones de la más alta calidad siguiendo la tradición de la época, sino que su éxito radica en la combinación de elementos modernistas con otros propios de nuestros días, combinación que bien refleja el Chök, un nuevo producto colgado de tubos semejante a las masas dulces de origen holandés que llegaron a Nueva York a finales del siglo xix. Se trata de rosquillas sin apenas azúcar bañadas con chocolate blanco o negro que se recubren con frutos secos o frutas liofilizadas. Además, Chök ofrece productos en los que el cacao es el ingrediente principal o cuya combinación permite una sorpresa que despierta todos los sentidos.

Los productos de Chök se elaboran sobre una base tradicional (el chocolate), pero incorporándole elementos innovadores, ya sea en su elaboración o presentación. El objetivo de Chök es convertirse en un referente de la cultura del chocolate y dar a conocer su sinfín de sorprendentes aplicaciones como ingrediente culinario.

“En Chök nos encanta el chocolate tanto como la cocina. De esta conjunción nace la idea de Chök, un espacio en el que se pueden probar productos exquisitos y experimentar con nuevas formas de combinar sabores. Queremos difundir la cultura del chocolate como elemento culinario”, explica Débora Coimbra, una brasileña amante del chocolate que, además de ser una de las impulsoras del proyecto, ha ideado sugerentes fórmulas para incorporar los aromas y sabores de su tierra a las creaciones de Chök. Precisamente por ello, los clientes que tras probar un chök no pueden resistirse a volver a la tienda a por otro diferente, recurren a ella para que les descubra nuevos sabores.

¿Qué es un chök? El producto estrella de Chök es un donut gourmet homónimo elaborado con menos azúcar, menos grasa y un menor tiempo de fritura que lo convierte en un tentempié más sano, ligero y sabroso que sus versiones más comerciales. Los clientes pueden elegir entre 32 tipos de chöks distintos elaborados a diario con ingredientes naturales, frescos y de máxima calidad y que destacan tanto por su atractivo colorido como su curiosa “puesta en escena”, colgados de unas clavijas especiales.Los de crema de queso y mermelada, los de crema catalana y los de chocolate con patata frita.

Sí, sí, patatas fritas y chocolate. Y es que en Chök el chocolate se puede combinar con cualquier sabor, ya sea dulce o saldado. Esta filosofía transgresora se aplica tanto a los mencionados chöks, que también pueden utilizarse como base de recetas culinarias, como a los talleres de cocina que ofrecen, como el Monográfico de arroces con chocolate o el de Tapas con chocolate.

Entre las más curiosas destacan los chöks con cobertura de chocolate y flor de sal o chip de patata, el de maracuyá y frambuesa liofilizadas o el chök con PetaZ, si bien las más demandadas son los de cobertura de chocolate negro con frutos secos como el pistacho, crocante o coco.

La misma filosofía transgresora de combinar el chocolate con ingredientes salados la aplican también a otros productos como las trufas, de las cuales ofrecen hasta 17 variedades distintas entre las que figuran propuestas tan sorprendentes como Chile, Fruta de la pasión o de aceite de oliva y sal. “Los clientes se suelen quedar maravillados con la abundancia y variedad de productos. Los habituales son bastante fieles a sus costumbres, pero también están dispuestos a probar las nuevas creaciones”, explica Débora Coimbra, una de las impulsoras del proyecto.

Montse Carreño, 26-Noviembre-2015

  • 26NOVIEMBRE2015 Chök, the chocolate kitchen.
  • 26NOVIEMBRE2015 Chök, the chocolate kitchen.