Skip to Content

#CiudadesdeAsturias se presenta en Barcelona

#CiudadesdeAsturias se presenta en Barcelona

Asturias es un auténtico paraíso que lo tiene todo, desde las montañas más aguerridas y fotogénicas de la Península hasta los valles más recónditos y auténticos donde el sabor y la minería siguen marcando su ADN.

Para visitar las tres ciudades de Asturias se necesitan recorrer 66 kilómetros, una distancia que convierta a Avilés, Gijón y Oviedo en una auténtica joya debido a sus calles, parques y costa, además de tener arte de todas las épocas, monumentos catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, una gastronomía que forma parte de su ADN y sé le debe añadir que vivir en este trinomio es saber disfrutar de la naturaleza, tradición y contemporaneidad . Cada uno de sus vértices tiene una identidad propia y un carisma que las hace complementarias y compatibles, por lo que resulta para el viajero irresistible, teniendo en cuenta que todo ello se encuentra cerca, es decir, no se debe de hacer más de 28 kilómetros para ir de una a la otra.

Empezamos visitando Avilés. Se encuentra su Casco Histórico que está catalogado como Conjunto Histórico-Artístico desde 1955 y más recientemente ha sido incluido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte entre los cien Paisajes Culturales más relevantes del país. Es la segunda ciudad con más kilómetros de calles porticadas de España, un hecho que, en la práctica, le dota de un carácter especial, acogedor e irresistible.

Los lugares que son imprescindibles de visitar: Las plazas, palacios e iglesias del Casco Histórico. Fue una ciudad medieval, hasta el siglo XIX no desaparecieron las murallas, de ahí que se conserve el trazado retorcido de antaño, pero con añadidos diferentes realizados en cada época. La Plaza de España, donde la monumentalidad del siglo XVII hizo aquí de las suyas en forma de Ayuntamiento y de dos palacios, el de Ferrera y el de Llano-Ponte. El barroco deslumbra en el Palacio de Camposagrado; el neogótico, en la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery; la arquitectura industrial novecentista, en el Mercado de Abastos; y el modernismo  en el Palacio de Balsera. Para aquellos que les guste el románico, existen dos iglesias que, pese a los añadidos de épocas posteriores, mantienen el magnetismo de lo medieval: la Iglesia de los Padres Franciscanos y la Iglesia Vieja de Sabugo.

El Casco Histórico de Avilés asombra por los soportales sobre los cuales asoman balcones y ventanas y bajo los que se extienden terrazas. Son conocidas las calle Rivero y la Galiana, recorrer ambas vías no es solo detenerse en sus casonas porticadas, sino rememorar siglos atrás.

Otro de los puntos importantes se encuentra justo al otro lado de la ría es el Avilés más contemporáneo y disruptivo. El Centro Niemeyer, diseñado por el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, se abre a todas las artes y manifestaciones culturales teniendo un doble atractivo, por un lado la arquitectura y por otro, su programación, ya que bajo sus cúpulas, curvas y formas se hacen conciertos, ciclos y exposiciones.

Se recomiendo el paseo de la ría y puerto, para descubrir las esculturas de la conocida como Ruta del Acero, perderse en los muelles de su puerto deportivo y echar un vistazo al ajetreo del puerto pesquero y la Rula.

Para relajarse se aconseja el Parque de Ferrera, que en su interior hay, casi oculto, un jardín francés y otro parque es el del Muelle, con esculturas y las formas caprichosas de sus parterres.

Para conocer mejor el pasado y el presente es interesar curiosear en el Museo de la Historia Urbana de Avilés. También se debe visitar el Teatro Palacio Valdés, es un edificio neobarroco protegido como Bien de Interés Cultural.

Y para finalizar, la Plaza del Mercado ( o de los Hermanos Orbón), este curioso complejo no es solo uno de los espacios arquitectónicos más llamativos de Avilés, también es uno de los lugares que se disfrutan con todos los sentidos. Por un lado, la vista, que contempla una construcción espectacular y los puestos que son alegres. Después está el olfato, que se recrea en los aromas de los quesos asturianos y en el de las delicias locales como la longaniza y por último, el gusto, debido a que en sus inmediaciones se pueden encontrar tascas típicas.

Ahora, le toca el turno a la ciudad que la denominan “Asturias con sal” que es Gijón. Se la puede considerar como la mejor fusión entre el carisma asturiano de interior y las influencias vanguardistas del mar.

Lo qué un visitante no se debe perder es el edificio Laboral Ciudad de la Cultura, en los años 50 se inició como orfanato minero y acabó convirtiéndose en Universidad Laboral. Actualmente se realizan visitas guiadas que se centran en su historia, concepción y estructura y que tiene en su icónica iglesia su principal reclamo. Su transformación en universo cultural hace que merezca la pena disfrutar de una obra de teatro en su teatro de estilo helenístico o escuchar un concierto en sus enormes patios.

El barrio Cimavilla que divide el litoral gijonés en dos. Sobre él se asientan los monumentos más míticos de la ciudad,  como es el caso de la Plaza Mayor gobernada por el Ayuntamiento, la iglesia de San Pedro Apóstol o el delicado palacio barroco de Revillagigedo. Y para terminar el recorrido, el Elogio del horizonte, la impresionante escultura de Chillida, recuerda al viajero que la ciudad le debe todo al Cantábrico.

Cuando se indaga se descubre las Termas Romanas de Campo Valdés, es un museo, creado con el fin de conservar este yacimiento y, además, mostrar cómo era la Gijón romana de hace más de 2.000 años.

La perfecta ubicación de Xixón, entre los parados y las olas, ha hecho que la nombraran como Ciudad Europea del Deporte.

Otro lugares son el Jardín Botánico Atlántico, donde se encuentran más de 2.000 especies diferentes de plantas. Destacas el Jardín de la Isla, creado hace más de 150 años y el Monumento Natural de La Carbayera de El Tragamón donde se hallan árboles con más de cuatro siglos en sus cortezas.

Existen dos museos, el primero es el Muséu del Pueblu d’Asturies, un espacio inspirado en los museos etnográficos al aire libre que triunfaron en Europa a finales del siglo XIX. Recorriendolo se puede encontrar desde casas hidalgas hasta construcciones campesinas, un lagar, una bolera y los hórreos. Dentro de estas instalaciones se encuentra el Muséu de la Gaita donde se exhiben ejemplares asturianos, europeos y americanos.

En cuanto a la gastronomía, destacar la ruta de la Sidra que empieza en cualquiera de los seis llagares adheridos del concejo. También hay actividades como los pumaraes (plantaciones de manzanos) para aprender a escanciar, recoger y prensar las manzanas para elaborar esta bebida. Otra opción es Gijón Gourmet, es comer en un restaurante, entre los que destacan hasta tres con Estrella Michelin y para los golosos, el  Gijón Goloso.

Para los futbolero  o no el Molinon Tour para conocer las entrañas de club Sporting y desde hace unos meses el Espacio Quini dedicado a la memoria de este mito del balompié patrio.

La tercera ciudad es Oviedo, la capital de Asturias, elegido por Alfonso II EL Castro en el siglo VIII para centralizar el poder. Durante estos doce siglos, se ha consolidado mientras mezclaba su estatus de sede de gobierno con las peculiaridades de la región, dando como resultado una gran urbe…pero de tamaño asequible.

Lo que es imprescindible visitar: Hasta cinco construcciones están protegidas por la UNESCO . Para conocerlas,  se debe ir al Centro de Recepción e Interpretación del Perrománico Asturiano, en las faldas del Naranco, para concretar la visita a las anexas iglesias de San Miguel de Lillo y de Santa María del Naranco. Dos auténticos iconos de la arquitectura sacra.  Los demás  son la iglesia de San Julián de los Prados yla fuente de la Foncalada.

La Catedral de San Salvador y alrededores. Por mucho que resulte extraña su fachada con una sola torre, está considerada como la segunda en importancia de España por el alto número de reliquias que posee. Pero, más allá de los rankings sacros, lo que fascina de este templo es su gótico pulcro que, a su vez, oculta una joya prerrománica. Se trata de la Cámara Santa, un habitáculo que no solo destaca por su arquitectura sino, también, por lo que guarda, un sinfín de tesoros como las cruces de la Victoria y la de los Ángeles o el Arca Santa donde se encuentra el mismísimo Santo Sudario. Por supuesto, cuenta con su claustro y, también, con una serie de callejuelas y plazas en sus inmediaciones como la de Trascorrales, la del Paraguas o la del Fontán que mantienen la esencia de la Oviedo medieval.

Sin salir del Casco Histórico hay dos instituciones de relevancia nacional. La primera es el Museo Arqueológico, un espacio que enamora por la colección de restos prehistóricos, romanos y medievales de todo el Principado así como por el edificio donde se encuentra: el antiguo Monasterio de San Vicente. Y la segunda es el Museo de Bellas Artes que alberga una valiosísima colección de arte que va desde el Apostolado completo de El Greco hasta la más rabiosa contemporaneidad con obras de Miquel Barceló o Cristina Iglesias. Además de lienzos de Picasso, Rubens o Dalí.

 La calle Gascona, es conocida por el Bulevar de la Sidra. El topónimo 'Gascona' hace relación a la provincia francesa Gascuña y recuerda a la importante población franca que se estableció en los alrededores de la actual calle ovetense atraídos por la Ruta Jacobea. En ella se reúnen alrededor de trece sidrerías, en las que se puede disfrutar no solamente de este fermentado, sino también de su gastronomía, reconocida a nivel internacional con platos tan reconocibles como la fabada, el cachopo, los bollos preñaos y los frixuelos.

Y no podíamos obviar uno de los teatros más reconocibles de todo el país por acoger la entrega de los premios Princesa de Asturias cada otoño, el Teatro Campoamor. El resto del año brilla por su programación y por lo imponente de su estampa neoclásica que sintetiza como pocas el asentamiento de la burguesía asturiana de finales del XIX.

No sé debe olvidar también la que fuera la huerta franciscana primero y jardín botánico después que es el Campo San Francisco.  La variedad de flora y fauna, con especial mención a los presumidos pavos reales, y de sorpresas como la escultura de Mafalda. Aquel que conozca la tradición escultórica de Oviedo no le resultará extraño encontrarse a la famosa niña ideada por Quino en dicho parque. Al fin y al cabo, se trata de un personaje más de este curioso hall of fame hecho de figuras de tamaño real entre las que destaca un enjuto Woody Allen en la calle Milicias Nacionales o la Regenta, situada en la plaza de Alfonso II. Este muestrario se complementa con la famosa creación de Botero La Maternidad que gobierna en la plaza Escandalera y con la inclasificable Culis monumentalibus de Eduardo Úrculo.

Palacio de Exposiciones y Congresos Ciudad de Oviedo Firmado por Santiago Calatrava, este complejo es la mayor y mejor apuesta de Oviedo por la arquitectura contemporánea. Un nuevo icono con formas caprichosas y un color blanco característico que merece la pena conocer ya que se trata de uno de los proyectos más ambiciosos del arquitecto ganador del Príncipe de Asturias en 1999.

Hotel Reconquista. Pocos establecimientos en el mundo pueden presumir de llevar 200 años siendo el epítome del lujo más noble, de ser catalogado como Monumento Nacional gracias a su preciosa fachada barroca y de, además, albergar obras de los mejores pintores asturianos de las últimas décadas. Todo un palmarés que se corona con el hecho de llevar más de 30 años alojando y mimando a los ganadores del Princesa de Asturias.

Vale la pena dedicarle un viaje a cada una de ellas y, si no, un gran tour con el que llevarse la mejor impronta posible de una de las regiones más hermosas y completas de Europa.

Montse Carreño, 03-Octubre-2019