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El Hotel Neri reformula su restaurante

El Hotel Neri reformula su restaurante

El Hotel Neri, 5 estrellas, se encuentra construido en un edificio medieval y ahora su restaurante ha sido reformado por un chef joven y divertido que ha querido revolucionar la ciudad con fuego y mundo, en el único Relais & Châteaux de Barcelona, ubicado en la plaza Sant Felip Neri.

Un día paso por allí el chef Alain Guiard y hubo amor a primera vista, ya que el hotel tenía el continente y la idea pero faltaba el interprete y apareció, aceptando el reto que el mismo se ha propuesto. Ha cambiado toda la carta del restaurante, además de imponer también su sello en servicio, música, vajilla o cóctels. Guiard ha marcado la pauta de una carta para compartir de mestizaje culinario, de cocina de Barcelona, compleja y canalla, ligera, muy jugable y nada lineal, para que quien lo coma se divierta en ocasiones con las manos, otras con tenedor, otras con cuchara, para que se mezcle y se elija el camino. Se puede hacer con el tartar de vaca, el pollo moruno, el huevo deleitado o los tacos de alga nori, platos que aparecen en mesa tras consejo de camarero y en su continente indicado. Todos en formato ración, platillo y medio platillo (o 2/3 partes, “que es la medida idónea para poder compartir y disfrutar”, dice Guiard), para que “la anarquía” del chef se entienda en la mesa.

La idea es que el cliente sepa que va a compartir, de allí salió su nombre “a restaurant”, una querencia compartida por el disfrute gastronómico sin pretensiones, por una cocina con base, con fondo, por una cocina bien hecha, por una cocina que empieza por el principio, por la “a”.

La intención del hotel es que los barceloneses puedan comer en su restaurante para que descubran un sitio mágico, un local cuidado que ahora luce desenfadado a tres calles. La reforma, el rejuvenecimiento ha sido integral en espacio, con vegetación y un eclecticismo de sofás y colores que acoge; e integral también en cocina, donde Guiard se ha unido para acompañar. Su propuesta, la de “a restaurant”, la de un restaurante pícaro, desenfadado, con energía propia, como su chef, como el nuevo hotel, como Barcelona. Una apuesta por la simplicidad de las minúsculas, por la simplicidad de lo complicado, por volver a la escuela, conceptual y físicamente mediante la terraza de la coqueta plaza Sant Felip Neri, justo delante de un centro escolar. Pero irá en horario vespertino, como un alumno rebelde, cuando los más pequeños no estén.

La sección de “aperitivos” es demandable durante todo el día –también estarán disponibles entre horas platos aleatorios de la carta- y puede preceder a una cena informal. Buñuelos de bacalao, jengibre y mayonesa picante, originales croquetas de bogavante o salmón ahumado, la típica y barcelonesa bomba de la Barceloneta aquí con chilli y “mongetes” de Santa Pau o unos calamares a la andaluza con mayonesa de soja-sésamo. Representaciones de clásicos que el chef moldea para maridar también con una selección de vinos eminentemente catalanes y a copa, incentivando el dinamismo de la propuesta.

Cocina barcelonesa, mestiza, divertida, con influencias y mucho sabor. En un sofá, en una mesa sin mantel, contra la barra con vistas a la calle, sin la formalidad esperada las raciones de ajustados precios volarán con el pilotaje de un personal formado por Rubén González Mallat, hombre fuerte de Guiard. Serán dos, tres, cuatro raciones por persona para compartir; cinco, seis platos por pareja; ocho, diez por grupo. 20 para muy divertidos. Entre ellos no faltará el ragout de corvina, berberecho y mejillón con naranja y coco, paradigma de sabor, de combinación, de base y rock’n’roll.

Tras él, antes, en su lugar, huevo deleitado en su cáscara con parmentier; anguila ahumada, espuma de carbonara y tobiko; ravioli de parmentier de boletus y tartufata, panceta ibérica y gelée de jamón; gnocchi de patata y aceituna negra, puerros a la brasa, tripa de bacalao y jugo de carne; crunchi de tacos de patata, buey de mar y caviar de Kálix; flan de foie gras caramelizado, queso de cabra e higos, o arroz seco de pichón y parfait de sus hígados al Moscatel.

La decoración ha remodelado el espacio en su totalidad. Firmada por el estudio Corada Figueras, acompaña a la modernidad y eclecticismo gastronómico de Alain a base de plantas, tonos rojizos y libertad, y se estructura a partir de sendos arcos bizantinos del s.XII que te dicen dónde estás. Mesas y sillas de formas y tamaños diversos, barras y contra barras, y sofás tapizados para el relax absoluto estructuran un espacio que puede seguirse también a partir de sus lámparas, muchas de ellas premiadas, algunas de ellas firmadas por Álvaro Catalán de Ocon. Sincretismo decorativo libre y desvergonzado, que mezcla muebles de herencia familiar con colores vivos, que emula la libertad creativa del chef.

Con luz propia y real a tres lados y entrada a dos -por la puerta principal del hotel en la calle Sant Sever y desde la plaza Sant Felip Neri, donde una cuidada terraza da la bienvenida, “a restaurant” invita también a maridar con una carta de cócteles creada ex profeso, donde ya reina el Bloody Neri, la versión local del clásico internacional.

Montse Carreño, Diciembre-2017

  • DICIEMBRE2017 El Hotel Neri reformula su restaurante.
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