Monstruo Nadal en Paris

Rafa Nadal logró su octava Copa de los Mosqueteros en Paris. Pero es de obligación hablar primero de Tommy Robredo ya que ha sido uno de los nombres propios de Roland Garros 2013. Cuatro años después de su última participación, el tenista de Hostalric lo retomó donde lo dejó, en los cuartos de final (ronda que disputó en 2003, 2005, 2007 y 2009, su última participación hasta la de este año), después de tres victorias épicas, fantásticas, a cinco sets que provocó las lágrimas del catalán, que hace un año tenía que pasar por el quirófano.

Esta vez, tras el holandés Igor Sijsling (6-7(2). 4-6,6-3,6-1 y 6-1) en tres horas y el francés Gael Monfils (2-6,6-7(5), 6-2,7-6(3) y 6-2) en 3h.46min., fue el turno de Nicolás Almagro que 3 horas y 49 minutos después de salir a la pista Suzanne Lenglen, la abandonaba cabizbajo. Había caído por 6-7 (5), 3-6, 6-4, 6-4 y 6-4 después de haber ido por delante en el marcador en las cinco mangas.

Pero la fe de Robredo en su regreso a un gran torneo parecía no tener límites. Siguió ahí, enardeciendo a la grada con sus golpes y su coraje y logrando un doble premio: la victoria y que la Suzanne Lenglen coreara, puesta en pie, su nombre.

No es la primera vez que un jugador levanta por tres veces un 0-2 adverso en Roland Garros -la diferencia con lo que hizo Albert Costa en 2003 es que Tommy lo logró en partidos consecutivos-algo inaudito desde tiempos inmemoriales: Henri Cochet (uno de los Mosqueteros), en Wimbledon 1927, levantando además bolas de partido en la final y ganó el título.

Pero su hazaña histórica llegó a su fin para el gerundense, 31 años y 34 ATP, al perder en cuartos contra David Ferrer por 6-2,6-1,6-1 en una hora y veinticinco minutos. Si se hace un balance Ferru llevaba en sus piernas siete horas y veintitrés minutos de cómodas victorias, por las doce horas y catorce minutos de sufrimiento sobre la pista del catalán.

La final del Grand Slam de Roland Garros, la protagonizaron dos jugadores españoles, los números 4 y 5 del mundo, es decir, David Ferrer y Rafa Nadal. Tras dos horas y cuarto de juego, Nadal realizó un buen servicio y una mejor derecha cruzada.

Al ganar se tiró sobre la tierra batida de la pista Philippe Chartier y dejó salir sus emociones, había derrotado a su gran amigo por 6-3,6-2 y 6-3 en la cuarta final española del torneo, hecho inédito en cualquiera de los Grand Slam.

El sábado por la noche empezó a llover y no paró hasta la mañana siguiente. Nadal tuvo controlado el partido desde el inicio al final. La pista estaba pesada y lenta, a consecuencia de la lluvia caída, pero Ferrer pudo disputar un partido digno de una final, ya que fue más disputada de lo que el marcador reflejó.

En la rueda de prensa Ferrer declaró: “Rafa no tuvo fallos, fue mejor y más regular que yo. Claro que la pista húmeda no permitía un juego fuerte. Y eso contra Nadal es un hándicap porque, para ganarle en tierra batida, hay que jugar con mucha agresividad. Pero si el suelo es lento, la hazaña resulta más difícil, porque él tiene más potencia que yo”. Era su primera final de Grand Slam y eso es ya de por sí un premio para el de Javea.

Nadal: “Este título es muy especial porque hace cinco meses ninguno de nosotros soñaba con un regreso así, pensábamos que iba a ser imposible. Pero aquí estamos y es fantástico”.

El Príncipe Felipe, acompañado por el ministro Wert, vivió la final en el palco y cuando ya hubo terminado todo bajo al vestuario a felicitar a los dos jugadores, igual que hizo Pau Gasol, íntimo amigo de Rafa, Ussain Bolt, quien le entregó el Trofeo y toda su familia, equipo,…

El mallorquín visitó al día siguiente Disneyland Paris para seguir disfrutando de su triunfo rodeado de los suyos. Allí tuvo un encuentro muy especial con Sulley, otro de los monstruos más conocidos del mundo, en lo que a sustos se refiere…

Nadal se mostró feliz de celebrar su victoria en Disneyland Paris: “me transmite un sentimiento de felicidad, es un lugar que tiene siempre una magia especial”. Además, y con respecto a su futuro más cercano declaró “mi cabeza ya se encuentra centrada en Wimbledon. Espero poder estar en ese gran torneo en el que mi objetivo será de vencer a mi primer rival".

Su nombre es sinónimo de esfuerzo, de superación, sacrificio, sed de victorias, triunfo y gestas épicas. Pocos consiguen sobre ponerse a las adversidades como él, pocos consiguen la combinación perfecta de éxito y humildad. Pero Rafa Nada es así.

Montse Carreño, 09-Junio-2013