Los hermanos Iglesias revitalizan el concepto de pulpería con Bobo Pulpín
Bobo Pulpín, uno de los personajes que alegran y otorgan identidad a Casa de Tapas Cañota, es el leitmotiv del nuevo proyecto de los hermanos Iglesias. Hace dos años su miniatura comenzó a recorrer el mundo de mano de los propios comensales de los restaurantes del grupo, ya que enviaban postales de paisajes con el pequeño pulpo como protagonista. La idea que tuvieron se transforma ahora en una pulpería que conjuga lo clásico y lo moderno, que aporta nuevos enfoques de elaborar el producto estrella basándose en las influencias de gastronomías foráneas donde el cefalópodo también es un ingrediente valorado. Lugares donde llegó la postal con su imagen ahora son motivo de rendirles un homenaje de pulpo como es China que se acompaña de bambú y salsa agridulce; en su mirada a México, el comensal prepara sus propios tacos con mole y costilla; el tributo a Perú reclama la forma de un “sangucho”; el influjo de Corea se plasma a través del kimchi y del pepino; y, cómo no, la propia Galicia que tan bien conocen los propietarios se manifiesta como mandan los cánones más puristas.
A pesar de ser una Pulpería, también es una vermutería de barra y de mesa donde se comparte el espíritu y los platillos más emblemáticos de Casa de Tapas Cañota. Desde las tapas icónicas de los rituales vermuts como las patatas chips al pimentón de Albert Adrià, la panceta en adobo al estilo gaditano de Casa Manteca, las anchoas, la ensaladilla rusa o las latas de conservas de sello propio con un abanico que presume de navajas, mejillones, ventresca, sardinilla y berberecho. El tapeo clásico de raciones brinda tortilla de patatas con chorizo y alioli, pimientos del Padrón, empanadillas gallegas, croquetas de ibérico, los callos guisados a fuego lento, las solicitadas bravas de la Cañota, la carrillada y el canelón XXL de pollo de corral y foie. Destacar también las marineras, como la cajita de los fritos, mejillones frescos, gambas al ajillo, colas de langostinos cocidas con salsa tártara o el suquet de tacos de sepia. Aunque los que prefieran un acento verde en su pedido pueden escoger entre ensaladas tricolor, la heredada de la matriarca “Puri”, el espárrago blanco con mayonesa de ají o el consomé traslúcido de verduras. El epílogo final también traslada el gusto cañotero del lingote de chocolate negro o los helados de Sandro Desii, pero renueva con los chuchos de crema, el brazo de café o la banda de limón merengado.
Bobo Pulpín es un nuevo sello que ofrece su propia línea de merchandaising que se puede comprar en el restaurante ubicado detrás de la catedral, en la calle Freneria, 5.
Por fin, el pulpo después de recorrer todo el mundo se queda en Barcelona, ya que parece que los hermanos Iglesias no tienen intención de abrir franquicias de su local. Pulpín demuestra que de Bobo tiene poco al escoger esta bella ciudad mediterránea.
Montse Carreño, 25-Mayo-2016
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